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viernes, 8 de agosto de 2014

Escuchaste mis silencios, estudiaste mis manías.


Tras un largo año, todo lo tuyo hace tiempo que tuvo que dejar de considerarse mío. Estoy terriblemente convencida de que tus manías ya no serán las mismas, que ya no te morderás las uñas cuando te pongas nervioso, ni escribirás esas palabras de las cuales tanto nos reíamos. Estoy convencida de que tú ya no serás el mismo.

Y es que, odio tener que admitir que me da igual el tiempo que pase ni la gente que trate de ocupar tu lugar, porque no pueden, porque lo que importa es que te quiero, sin medidas, sin vacíos, sin silencios. Que no sirva de nada ya no me importa, a pesar de ser un grito en un vacío inevitable en el que tengo asegurada la caída; Que tengo comprobado que el olvido no funciona contigo, amor, porque tú conseguiste algo que nadie consiguió sacar de mí, me quitaste los complejos, estudiaste mis manías. Escuchaste mis silencios.

Mentiría si te dijera que ya no necesito tus buenos días ni tus buenas noches, ni tus bromas, ni tus medias sonrisas, ni el sonido de tu voz al pronunciar mi nombre. Te creerás que puedo ser capaz de sacar de mi cabeza tu maldita sonrisa, joder. La misma que me regaló tantos efímeros y eternos momentos.

Dios mío, no sabes lo mucho que me encantaba decirte que sonrieras en las fotos. No entiendo cómo eras capaz de esconderla, cómo cuando te miro a lo lejos no eres capaz de dedicármela. Cómo no recuerdas nuestros días de gloria, nuestros eternos momentos.

Que no puedes evitarlo, eres mi constante tortura, la que me atormenta cada día, voluntaria e involuntariamente. Eres la desesperación favorita de mi habitación.


Y, tras resignarme a todo ello, ya no te pido a gritos que vuelvas, porque no puedo, porque tú ya no me oyes, porque el silencio en mis heridas resulta ensordecedor, porque ya no hay solución. Porque de qué me sirve llamarte, si tus heridas nunca llegaron a dejarte cicatriz. Porque de qué me sirve soñarte, si al despertarme ya habrás desaparecido. Porque de qué me sirve quererte, si mis silencios dejaron de ser los tuyos el día en que te marchaste.

@TumundoblogI

7 comentarios:

  1. El dolor de la despedida, de lo que ya no puede ser es terrible, insoportable...el tiempo a veces lo maximiza, lo hace todo peor, o eso parece...ya habrá tiempo de paz, de otros versos menos tristes. Sólo resta aprender a vivir con eso y seguir adelante. Muy bueno tu escrito, me gustó esa profundidad que le imprimiste a tus palabras...saludos!! n.n

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  2. Lo peor del amor es cuando pasa, dice Joaquin sabina. Y creo que tiene razón.
    saludos!!

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  3. Me encantó. Mucho. Hiciste que recordara el dolor de una despedida no esperada, la nostalgia, la melancolía, la incertidumbre, la añoranza de cada una de sus manías.Quizás, tus silencios vuelvan a ser de otro. Y que esté, se quede.

    ¡Un besito!

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  4. Solo imaginarme esa posibilidad ahora mismo (que estoy en un momento muy bonito, con ciertas dificultades, pero perfecto al fin y al cabo) se me hace muy insoportable así que menos me imagino vivirlo... Es muy palpable el dolor y espero que esas palabras sí se las lleve el viento -aunque son muy muy bonitas- y puedas dejar la nostalgia atrás y crear nuevos momentos y recuerdos que haga que esos momentos queden en el olvido o al menos dejen de doler.
    Como siempre es un placer leerte.
    Muchos besos cielo.

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  5. Sé fuerte :(
    Me ha encantado el texto.

    Besos<33

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  6. Siempre tan sorprende, dejandome sin palabras... No se si lo haces a propósito pero consigues hacerme llorar con cada una de tus entradas.
    Si es que te comprendo tanto, los sigues queriendo pero ya sabes que no lo vas a tener a tu lado... Que por muchos que pasen el piso fuerte y dejo su huella marcada en cada milímetro de tu piel...
    Enserio eres increíble un besito ;3

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Sonríeme