Admito que al parecer, estás tú mejor que yo.
Como si de magia se tratara, has desaparecido,
volando y dejando huella en mi débil corazón. Sin piedad, sin razón, decidiste
marcharte.
Tranquilo, veo lo fácil que se te hace a ti esto, algo que ya tenías planeado de hace tiempo.
Sé que tu mayor deseo ahora es que me vaya con las indirectas a otra parte, que me aleje de ti, que me olvide.
Pero, amor, yo te digo que me extrañarás. Sí, sé de muy buena mano que nadie te llegará a querer de la forma en la que yo lo hice, ni que nadie te despierta ahora con un “buenos días dormilón” ni te acuesta con un “buenas noches marmota”.
Sé perfectamente que pronto anhelarás mis labios, que dentro de nada extrañarás mis “te quiero”.
No puedo jurar que no lo desee con fuerza, no puedo darte mi palabra de que muera de deseo de verte reculando.
Amigo, que sepas que, si algún día lees esto, yo ya no estaré ahí. Que te quise, y que te quiero, pero que no lo supiste aprovechar.
No, esta vez no caeré en esto del amor. No volveré a sufrir como una tonta mendigando tus labios sobre los míos.
Tranquilo, veo lo fácil que se te hace a ti esto, algo que ya tenías planeado de hace tiempo.
Sé que tu mayor deseo ahora es que me vaya con las indirectas a otra parte, que me aleje de ti, que me olvide.
Pero, he de confesar que, olvidarte no es tan
sencillo. No es fácil sacar de mi mente todas esas pequeñas cosas que
conseguían hacerme sonreír, aun teniendo mil y un cosas peores que hacían de un
pequeño problema uno enorme en nuestra relación.
En
poco tiempo, te apoderaste de mis labios, te llevaste mis abrazos y te fuiste
sin avisar.
Sí, te marchaste. Así, sin más, tan veloz y
silencioso como una liebre.
Pretendes tener algo que yo no te daré, pretendes que
sonría al mirarte y que no haya ni una pequeña chispa del amor que se esfumó en
ti.Pero, amor, yo te digo que me extrañarás. Sí, sé de muy buena mano que nadie te llegará a querer de la forma en la que yo lo hice, ni que nadie te despierta ahora con un “buenos días dormilón” ni te acuesta con un “buenas noches marmota”.
Sé perfectamente que pronto anhelarás mis labios, que dentro de nada extrañarás mis “te quiero”.
No puedo jurar que no lo desee con fuerza, no puedo darte mi palabra de que muera de deseo de verte reculando.
Amigo, que sepas que, si algún día lees esto, yo ya no estaré ahí. Que te quise, y que te quiero, pero que no lo supiste aprovechar.
No, esta vez no caeré en esto del amor. No volveré a sufrir como una tonta mendigando tus labios sobre los míos.
No volveré a extrañar tus sonrisas y tu dulce voz. No volveré a acordarme de ti cantando
nuestra canción. No rememoraré esas promesas que tan poco te gustaba hacer
pero que hacías al azar.
No pensaré más en ti, no leeré más tus palabras. Tú
te irás de mi vida de la misma forma en la que llegaste. Corriendo, con prisas,
con ganas de amor.
No, ya no estaré escribiéndote cosas bonitas y provocando
esa enorme sonrisa.
Las cosas cambiarán, ya han cambiado.
Y nuestra breve historia de amor ha llegado a su fin,
de la misma manera en la que comenzó.
Con una elección de dos.
Tablones nuestro mundo