¿Sabéis
esa sensación? Esa de intentar olvidarle y nada más recordarle. La impotencia
de recordar su mirada. Las ganas de hacer que se esfume con el tiempo.
Tengo
miedo. Miedo a no olvidarlo nunca. Miedo a que pase el tiempo y siga metida en
lo mismo. Temor a no volver a tener cerca esos ojos marrones. Pavor a no sacar
nunca de mi mente esa sonrisa.
“Nunca
lograrás olvidarle, sólo lo recordarás sin que duela” Lo sé. Sé perfectamente
que eso ocurrirá, pero yo quiero olvidarlo. Olvidarlo todo. Sus besos, sus
locuras, sus ojos, sus labios, sus abrazos, sus locuras, sus tonterías. Cada
resquicio de su ser.
Es
curioso, él es feliz, y yo lo extraño.
Y aún me
pregunto dónde estarán esos besos que me rogabas aun sabiendo que pecabas una y
otra vez.
No
quiero volver a esto, a escribirte sin que me leas, a extrañarte sin que me
quieras, a amarte sin que tú lo veas.
No
quiero escribir estas letras sin remitente alguno, no quiero que mis sentimientos
se diluyan sin que lleguen a tus oídos, no podría aceptar que todo esto se
esfume.
Y a día de
hoy escuchar tus grabaciones, a día de hoy soñar con tu mirada.
“Y
si ya no tengo otra forma de olvidarlo que no sea recordándole.”Ya no es echarte de menos, es saber con certeza que nunca más te volveré a tener.