Hay cosas que
duelen, que duelen de verdad. Como un golpe donde más daño provoca, o incluso
como un grito en mitad de un prolongado silencio. Como una ciudad siendo
invadida por las olas del mar. Y luego
estás tú, el mayor de los daños. Ese que significa para mí, un todo en medio de un inmenso nada que no puedo evitar
sentir.
Es curiosa, la
manera en que los acontecimientos cambiaron de golpe, como ellos nos cambiaron a
nosotros. La manera en que los abrazos, los besos, las caricias y toda
esa palabrería barata se quedase en un vacío lleno de silencios y de cosas que
no se dijeron. Se podría decir que es un poco extraña la manera en que
apareces, como vívido tras un millón de pegajosas
telarañas. Porque ante todo, aquí
estás, aunque hayas pasado conmigo más tiempo del que realmente deberías.
Fueron unos 40 días, ¿sabías? 40 días de 24 horas cada
uno, 40 días de 1440 minutos. Y no hablemos
de segundos, porque parecerían demasiados si comparamos la importancia que yo
tuve para ti. No sé qué contar que no haya contado ya, porque, creo que mi
espacio es a día de hoy más tuyo que mío. Que te has apoderado de mi yo, a
pesar de los 17520 minutos que han
pasado desde que no estás. 17, qué coincidencia.
Sigo estando
convencida de que todo esto se trata de un caso extraño del que yo no fui
partícipe, del que ni siquiera llegué a darme cuenta hasta que sucedió. Quién puede culpar a una niña que no sabía
siquiera lo que estaba creando, lo que todo eso conllevaría unos dos
años después.
Me gustaría
comprender el motivo de todo esto, la razón por la que te topaste conmigo, ya
sabes, de casualidad, sin avisar. Y yo que creía que lo que me contaban eran
cuentos chinos. La verdad es que odio admitir que te he dado la importancia que realmente no tienes, y que he
idealizado a un personaje que ni siquiera se acerca a lo que en realidad
pudiste llegar a ser. No quiero
volver a hacerlo. Ya me entiendes, lo de escribirte aun cuando todo lo
nuestro ya está superado. O, bueno, cuando me hago creer que de verdad así
lo está.
Dicen que las
recaídas son las peores partes de las enfermedades, pero que son capaces de
conseguir una eficaz cura. Y dime tú que cura puedo hallar, si no paro de mencionarte
aun cuando llevas 43200 minutos sin aparecer.
Dame la receta, porque necesito una vez
más el medicamento. El medicamento que logre alejarme de ti, mi mayor dolor, de una vez por todas.
@TumundoblogI