¿Sabes? Es raro; lo tuyo y lo mío. Es
atípico, fuera de los tópicos
típicos de una historia de amor normal. Ni siquiera podría considerarse
eso, una historia de amor, porque, como los dos bien nos dijimos una vez, no somos nada más que dos personas que se
quieren, que una vez fueron pero que ya no son.
Pero, ¿sabes? Mucho me temo que quizá mi corazón haya
decidido romper las reglas, haya hecho con ellas lo que quiera, y que nos haya
desafiado a los dos. Nosotros,
con nuestra historia inacabada, nosotros,
con nuestras miradas sin necesidad de habla. Nosotros, en un mundo secreto del que nadie más puede formar parte.
No es por
nada, pero nunca me había visto contigo. No por ti, sino porque aquella última
vez no salió bien. Estaba totalmente
convencida de que solo quería pasarlo bien, entretenerme, quererte a mi manera,
usarte sin medida, al igual que tú a
mí.
Pero, ¿y si las cosas cambiaron? ¿Y si nuestro
juego se nos ha ido de las manos? No sé tú, pero yo cada vez adoro más
tu bonita sonrisa. No sé tú, pero cada vez disfruto más de tus besos y abrazos,
mucho más de tus caricias y susurros. No
sé tú, pero yo me niego a aceptar lo inevitable.
Me niego a aceptar que mi cuerpo
sufre de una epidemia que por tu culpa primero infectó mi corazón.
Y, ¿sabes? Tienes esa clase de mirada
que aniquilaría las defensas de todo ser humano, esa clase de voz que derrotaría
hasta a un necio sin corazón. Y, no sé si te has dado cuenta de que no leímos la letra pequeña de nuestro
contrato, que no acordamos qué pautas había que seguir para salir
ganador de nuestro juego. Porque, creo que jugamos en un juego sin ningún
ganador, y mucho me temo que yo ya no
quiero jugar más tiempo.
Porque, ¿sabes? Creo que te
quiero.
@tumundoblogI