Te saludo un poco tarde, ruego que me disculpes.

 

Saludos, octubre.

Hace ya un año desde la última vez que te vi, no has cambiado mucho desde entonces… Bueno, como explicarte, seguimos en la misma situación, tú y yo, ya sabes, con las mismas difusas complicaciones y problemas sin sentido.

No me veo capaz de admitir que hace un año estaba exactamente en la misma situación en la que me encuentro ahora.  Escribiendo letras sin ningún significado claro entre ellas, dictando frases melancólicas y tristes.

“Hundiéndome una vez más en la tristeza de su ausencia”

En fin, no exactamente. No por él, si no por otro él distinto.

Las hojas se van cayendo poco a poco, sin freno, y yo sigo aquí, una vez más, siendo  otro títere más de otro más.

Y el verano se va, y el otoño vuelve otra vez, sin ganas de nada, esperando que el dichoso invierno vuelva a aparecer y a revolver todo lo pasado.

“Porque el problema está, en que, el pasado, no está tan lejano como yo me hago creer, que, en realidad, está a tan solo dos pasos y que puede volver cuando se le antoje…”

Pero, querido octubre, tú me vas a ayudar a que este mes sea distinto al de otros años. Tú vas a hacer que las hojas dejen de caer, tú vas a hacer que salga el sol sin que llegue a reinar la lluvia…

Porque tú, amigo mío, vas a ser especial, tú vas a conseguir que ninguna lágrima más caiga de mi rostro, tú vas a ayudarme a ser feliz.

                                                                                       @TumundoblogI
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