Siempre me ha gustado la noche de San Juan, siempre me ha parecido
mágica, una noche llena de hadas y de deseos que vuelan a nuestro alrededor. Creo
que hoy es uno de esos días en los que me toca liberarme, vaciar lo que llevo
dentro, cerrar ese capítulo que parece que siempre queda abierto y tirar de una
vez por todas hacia delante, quemando todo lo que ya no quiero que siga
formando parte de mi vida.
En primer lugar, quiero echarlo, echarte, a ti, porque no mereces estar dentro de mí. Quiero echar todos los
recuerdos que me hagan rememorar que me valoré tan poco a mí misma, que permití
cosas que no debería haber permitido jamás. Quiero
quemarte, al tú que estuvo en mí, al yo que estuvo en ti aquella
vez.
Después, a ti, que
sigues intentando sobrevivir en mi recuerdo, quiero echarte también. Tú, que empujas a mi subconsciente a la
amargura, que me estancas y me atas obligándome a caer, a retroceder. Quiero
quemar también el recuerdo falso que tengo de ti, a la persona que creía que
eras aunque en realidad nunca existieses del todo. Quiero que las cenizas calcinen tu recuerdo.
Quiero, asimismo, tirar mis
miedos al fuego, mis inseguridades,
esas que tanto me han frenado, quiero verlas echas humo, para que así nunca más
puedan obstaculizar mi camino. Quiero
ser yo misma sin que duela, sin que me avergüence.
Por eso, quiero echaros a
ti, a él y a la peor parte de mí misma a la hoguera, para que así nunca
sean capaces de quemarme a mí, de consumirme. Quiero ser como un cigarrillo, ese que hace caer en la
tentación a muchos y que alivia a otros tantos, pero quiero estar apagado, sin
encender, para de este modo no ser tóxica y no consumirme.
Y es que quiero seguir adelante, dejar atrás todo lo que duela y
olvidar, sobre todo olvidar al tú que un día no me permitió ser yo, que no
me permite ser.
Firmado por esa chica que nunca creyó que iba a quemar sus
recuerdos (ni sus sentimientos).
Para mí San Juan también es una noche especial y única. Dá comienzo, por así decirlo, al verano, de las mejores épocas del año.
ResponderEliminarPara echar a la hoguera a esas personas, primero hay que echar los miedos, para así poderse deshacer de todo lo demás. Los miedos son los que hacen que sigamos atados a algo o a alguien, y tenemos que romper esa cuerda.