Indefensa.

Este gran agobio corroe mis adentros, mis ganas de explotar crecen por momentos.

Y es la hora de admitir, que aun soy una pequeña niña, que está indefensa, que necesita ayuda para tratar de aclarar algo.

Hace días que mi corazón no sabe lo que quiere, que las dudas no se disipan, que mis sentimientos crecen y disminuyen a su antojo.

Este es el momento en el que necesito algo, algún indicio del futuro que pueda ayudarme en esta dura decisión a la que mi cuerpo no puede hacer frente.

Muchas fueron los gritos a los que acechaba mi oído, pero, aun así, la dura y difícil decisión está completa y absolutamente en mis manos.

Amar, ahora mismo es una palabra demasiado complicada de decir en estos momentos, porque, bien sé que no amo a ninguno, pero quizás, el vacío que dejó éste en su marcha trate de llenarse junto a alguien, alguien a quien aún no entiendo, y nunca llegaré a entender.

Un gran dilema, que ni tan siquiera millones de personas, podrían llegar a lograr descifrar.

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Chicas, no sabeis la impotencia que siento, que si un chico, que si otro... ando perdida, agobiada.
Gracias por estar siempre ahí; un beso a todas!

Libertad.

Fueron días y días de tristeza, de momentos incontrolablemente dolorosos, de sonrisas convertidas en lágrimas, de inspiración por los suelos…

Muchos días acabaron con mi única y mínima esperanza de levantarme de nuevo, de volver a ver la luz, de tratar de continuar con mi vida.

Cada mañana me levantaba con un sueño horrible a mi espalda, y sentía que me caía, que volvía a tropezar, aún más hondo de lo normalmente posible.

Hasta que, hoy, he mirado atrás, y me he puesto a pensar en lo que realmente deseo hacer con mi vida, mi única vida.

¿De qué sirve llorar, pasarlo mal, por alguien a quien ya hace tiempo que dejaste de importarle? ¿Por qué sufrir, si ya se fue, ya pasó? Miles de preguntas relacionadas entre sí rondaban mi cabeza, como fieras, hambrientas de una clara respuesta.

Entonces, busqué respuestas, y lo único que hallé fue una clara y perfecta sonrisa en mis labios, como un suspiro de alivio, una pequeña llamada de la libertad.

Poco a poco voy luchando por encontrar la puerta hacia esa llamada libertad, para poder volver a ser yo, quien era, esa chica sonriente y feliz que le encantaba agradar al resto del mundo.

No sé si la verdadera palabra es traición.

Trato de llegar al fondo de la cuestión, intento buscar razones entendibles para esta separación entre la persona que un día creí que lo iba a ser todo.

Es más, lo era todo hasta que descubrí lo que tal vez escondía en su interior.

Muchos rumores recorrían mis alrededores, muchas mentiras buscaban verdades.

Cuando te contaba las cosas, creí que nunca se las dirías a nadie, pero siempre, siempre caías en la horrible y gustosa tentación.

Muchas veces procuré quitarle importancia a esos actos, y volví a confiar en ella, ciegamente, hasta que, como hoy, ya no pude más.

Que no solo es el hecho de hablar de más, también son tus pensamientos hacia mí, y las innumerables mentiras que te salían de la boca.

Hoy, he aprendido que no toda la gente de mi alrededor, ni tan siquiera mis amigos, son capaces de ser buenos, ni aguantan su promesa de eterna fidelidad.

Perdoné demasiado, pretendí no pensar más en hechos pasados, pero, de repente, exploté.

Hoy descubrí que, quizás, las amistades, no duran eternamente.

Aunque, puede que, si esta amistad terminó, fue porque nunca empezó.

Dijiste siempre.

Los pájaros hace tiempo que dejaron de cantar alegres en mi ventana, ya ni tan siquiera logro oírlos en las calles de este pequeño pueblo.

Tu recuerdo se ha convertido en rutina, en algo que me pasa por la mente a diario, un sufrimiento contínuo y desesperado.

Siempre busco algún indicio de que aún sigas a mi lado, en un intento imposible de mantener una mísera sonrisa que ya hace tiempo que dejó de salir con tanta facilidad.

Que amarte ya es algo natural, y olvidarte sigue siendo mi mayor reto.

Dijiste  para siempre, prometiste estar conmigo eternamente, y ya hoy no estás, y sé que no volverás.

Podría tratar de imaginar un mundo sin ti, sin tus ojos, sin tu pelo, sin tu sonrisa, sin tu mirar, sin tu dulce olor a ti… pero por más que trato de hacerlo tu recuerdo más a mi lado está.

Por favor, vete, huye, no vengas, escapa, pero por dios, aléjate de mí.

Cuando consiga olvidarte los pájaros volverán a retomar su canto, y miles de sonrisas florecerán de mis labios.

Mi cumpleaños.

Trato de recordar cuando empezó mi vida, cuando comencé a intentar ser lo más independiente posible, y cuando me di realmente cuenta de quien soy.

Ante mis ojos veo pasar el tiempo, no para, sigue y sigue, sin dejar ocasión para que pueda dar un respiro, relajarme, darme un mínimo período que me ayude a descansar.

Recuerdo todos estos años vividos, este tiempo transcurrido, todos mis logros y mis fracasos, el comienzo y el final de algunos de mis actos, mis altibajos, mis tristezas y mis sonrisas, mis intentos y caídas…

Aún soy joven, aún no me he caído suficientes veces como para gritar basta, aún no he logrado ninguna meta lejana.

Los años pasan, se viven y se olvidan, se recuerdan y se añoran.

Recapitulo esos años en los que aun era una pequeña niña a la que le encantaba jugar, reír e incluso cantar.

Pienso y echo el tiempo atrás para saber cuando decidí tener un gran sueño y luchar por él.

Recuerdo mi primer año de colegio, e incluso de instituto.

Veo a mis amigas a mi lado, algunas con las que llevo dese siempre, y otras que con el tiempo se han ido uniendo para formar parte de mi historia, de mi vida.

Es extraño, siento un sentimiento de absoluta nostalgia.

Medito sobre si he malgastado algún año de mi vida, si quizá quise hacer algo y no lo hice por miedo, si en algún momento no he sonreído cuando lo veía oportuno.

Aun así, no me arrepiento de ninguno de mis actos ni de ninguno de mis sentimientos.

He crecido, sí, pero no lo suficiente.

Todavía me queda vivir la vida, la juventud, porque ahora es cuando empiezo realmente a valerme por mi misma, a tomar mis decisiones, a afrontar mis problemas, a buscar soluciones, a formar mi futuro.

Quiero algún día, poder decir que he vivido millones de experiencias, que soy feliz y que he podido viajar por todo el mundo.

Quiero que, cuando llegue el día, no haya ni una sola cosa que no haya hecho en mi lista, en mis sueños.

Quiero poder cruzar mis metas, cumplir mis sueños.

mi mejor amiga.

Hoy, es el día por el cual llevamos esperando tanto.

Hoy, hace dos años desde que nos juramos que siempre íbamos a estar juntas, el día en el que comenzó una amistad única y mágica.

Aun perduran esas risas incontrolables, esas locuras imposibles y esos secretos inconfesables.

Desde que te tengo a mi lado hemos tenido muchos problemas, eso no lo vamos a negar, pero también hemos tenido miles de momentos buenos; siempre me has enseñado una forma mejor de hacer las cosas,  miles de maneras de reírse distintas, una forma completamente diferente de mirar a la vida.

Que contigo, todo es más fácil, y que después de este tiempo no sabría que hacer si te pierdo.

Siempre he pensado que nos tenemos la una a la otra, que si una se cae la otra se cae con ella pero la ayuda a levantarse.

Quería darte las gracias por todas las veces que me has ayudado, que has tratado de hacerme sentir mejor por muy mal que yo estuviera, y que siempre has conseguido mi felicidad.

Dos años son poco comparado con todas las emociones que hemos vivido.

Espero estar junto a ti mucho más tiempo, tenerte a mi lado en todo momento, en los buenos y en los malos, y que estos años se multipliquen por un ocho tumbado.

Tú, mi mejor amiga, la mejor.