En eso consiste mi batalla.

 

“No voy a estar cuando tú quieras que esté”.

Es una lucha interna, una guerra en la que parece salir ganando mi corazón aunque mi mente trate de evadirlo.

“Jugar conmigo es la mayor de tus pasiones”.

Hace dos meses me dije que nunca más volvería a caer en tu red, me prometí que nunca sufriría ni me arrastraría ante personas tan caprichosas e inesperadas como tú.

Eres completamente impredecible; no sé qué día me vas a amar, y tampoco sé en qué momento vas a desaparecer de mi vida para volver justo cuando ya me había acostumbrado a no verte.

Pero me gusta, me encanta tu picardía y tu forma de nunca saber cual será tu decisión o elección.

“Que un beso tuyo me devolvió a la vida”.

No, no voy a hacer nada para evitar lo inevitable, no, no voy a tratar de alejarme de ti porque, aunque siempre acabe mal, lo que más me gusta de este juego, es que los dos nunca salimos vencedores, que los dos deseamos lo que ninguno del otro da, y, que al perder nunca tratamos de ganar, sino de seguir con la partida, poco a poco, volviendo una y otra vez a la casilla de salida, como si el juego nunca terminara, como si el “infinito” hubiera tomado parte en esta partida atrapada en la indecisión.

“Que espero ganar la última baza”.


@tumundoblogI
Tablones nuestro mundo