El tiempo
pasa, el reloj de mi mesilla de noche ya marca las doce, y aún no estás aquí.
Llega el alba, los pájaros cantan, oigo tu voz en mi recuerdo.
Y es
que, el tiempo pasa y yo, te echo de
menos. Echo de menos todo de ti, todo. Y puede que suene cansino, e incluso que
estés leyendo esto y que estés tan harto de leerme como yo de escribirte. Que
tu único deseo sea que mi corazón deje de latir por ti. Que mis versos y letras
ya no signifiquen nada en tu vida. Que tu mirada no venga a mi cabeza cada
minuto y segundo, que tu voz no recorra aun mi recuerdo. Que tu imagen, cada día
menos vívida, cada segundo más borrosa, salga de mi mente. Que ya no quede nada
de lo que algún día hubo.
Te
seré sincera, aun no he decidido de verdad si mi intención es olvidarte. Aún no
sé si quiero sacar de mi memoria cada una de tus palabras, cada uno de tus
besos, ni cada una de tus caricias. Aun no ha llegado el momento en el que de
verdad pueda llegar a estar preparada a admitir que ya no queda nada ni que va
a quedar. Aun no puedo admitir que tú ya te has ido. Que no vas a volver. Que
pedirte que vuelvas una y otra vez no cambiará nada. Que recordarte cada
segundo y desear que vengas aquí será en vano. Que cada palabra que pronuncies
será dirigida a cualquier persona que no sea yo.
Es curioso,
mis lágrimas al escribirte aun caen, todavía manchan mi orgullo, invaden mi corazón
y me llenan de dolor. Porque cada letra que escribo lleva tu nombre. Cada cosa
que hago me recuerda a tus mil y un
manías. Cada verso, cada frase, cada símbolo llevan tus labios. Tu piel.
Y no,
no te pienses que esto siempre será así. Juré no volver a escribirte, y aquí me
tienes, volviéndote a llamar, volviéndote a pedir que vengas, que vuelvas y
seamos felices juntos. Juré que lo superaría. Juré que nunca más volvería a
sentir todo lo que sentí por ti hacia nadie. Juré que lo que vivimos quedaría
en un baúl lleno de recuerdos. Juré que dejaría de quererte.
Pero no dije cuándo.
@TumundoblogI