Seguidores

domingo, 26 de enero de 2014

Would you please come back?


 
El tiempo pasa, el reloj de mi mesilla de noche ya marca las doce, y aún no estás aquí. Llega el alba, los pájaros cantan, oigo tu voz en mi recuerdo.

Y es que, el  tiempo pasa y yo, te echo de menos. Echo de menos todo de ti, todo. Y puede que suene cansino, e incluso que estés leyendo esto y que estés tan harto de leerme como yo de escribirte. Que tu único deseo sea que mi corazón deje de latir por ti. Que mis versos y letras ya no signifiquen nada en tu vida. Que tu mirada no venga a mi cabeza cada minuto y segundo, que tu voz no recorra aun mi recuerdo. Que tu imagen, cada día menos vívida, cada segundo más borrosa, salga de mi mente. Que ya no quede nada de lo que algún día hubo.

Te seré sincera, aun no he decidido de verdad si mi intención es olvidarte. Aún no sé si quiero sacar de mi memoria cada una de tus palabras, cada uno de tus besos, ni cada una de tus caricias. Aun no ha llegado el momento en el que de verdad pueda llegar a estar preparada a admitir que ya no queda nada ni que va a quedar. Aun no puedo admitir que tú ya te has ido. Que no vas a volver. Que pedirte que vuelvas una y otra vez no cambiará nada. Que recordarte cada segundo y desear que vengas aquí será en vano. Que cada palabra que pronuncies será dirigida a cualquier persona que no sea yo.

Es curioso, mis lágrimas al escribirte aun caen, todavía manchan mi orgullo, invaden mi corazón y me llenan de dolor. Porque cada letra que escribo lleva tu nombre. Cada cosa que hago me recuerda a tus mil y un  manías. Cada verso, cada frase, cada símbolo llevan tus labios. Tu piel.

Y no, no te pienses que esto siempre será así. Juré no volver a escribirte, y aquí me tienes, volviéndote a llamar, volviéndote a pedir que vengas, que vuelvas y seamos felices juntos. Juré que lo superaría. Juré que nunca más volvería a sentir todo lo que sentí por ti hacia nadie. Juré que lo que vivimos quedaría en un baúl lleno de recuerdos. Juré que dejaría de quererte.

Pero no dije cuándo.
                                                                                       @TumundoblogI

domingo, 12 de enero de 2014

I missed you all this time.


 
 
Y, es que, supe que iba a quererte desde el primer momento en el que cruzamos palabra. Desde ese instante en el que te conocí. Sabía que, si tus labios rozaban los míos, iba a ser mi perdición. Que si te hablaba, ya no habría marcha atrás.

Pero, aun así, arriesgué. Creyendo que no te quería como en verdad ocurría, caí. “Y vaya si caí”. Tan solo el contacto con tu piel ya hacía que todo mi ser se activase, que perdiera el control de mi cuerpo. Hacías que nada y todo tuvieran sentido al mismo tiempo, que no hubiera reloj capaz de quitarnos nuestro momento, nuestro instante. Todo mi tiempo tendía a ser tuyo, toda mi vida pendía de tu sonrisa.

Y anda que no te dije de veces que tu sonrisa era una de las cosas más perfectas que tenías. Que era lo que más feliz me hacía.

Y, simplemente, he de confesarte que aun te recuerdo. Aún recuerdo tus abrazos, tu risa y tus mil y un formas de hacerme reír. Nuestro juramento tirado al mar. Nuestras partidas a la play, mis piques, nuestros esquivos besos. Nuestro “no caeré en la tentación” pero caíamos. Porque, pecábamos, pecabas sabiendo que hacías mal. Pero no te importaba, no nos importaba.

Hoy, he de decirte de nuevo que aún siguen nuestras conversaciones guardadas, tus audios diciéndome que me amabas, tus fotos y todos nuestros momentos compartidos. Todavía no he sido capaz de borrarlos. Porque, ¿de qué me sirve, si de mi cabeza no te vas a ir? Después de casi medio año, aun sigues en mi cabeza, en mi corazón, al fin y al cabo, aquí, conmigo.

Y, que sepas que, sí, a día de hoy aun te escribo, que a día de hoy aun “te amo”.
                                                                         @TumundoblogI