Vivo
inmersa en la melancolía, enclaustrada en ese instante.
Encerrada
en el más hondo de los pensamientos, sin saber si echar hacia delante o hacia
atrás, vagando sin rumbo.
Viviendo
y alimentándome de momentos pasados, situaciones transcurridas, sonrisas
fugaces.
“Y qué
feliz que era aquel día”.
Hace
tiempo que comencé a separar mi vida en dos partes; en la que era feliz, y la
otra, mi situación actual.
Me siento
abatida, derrotada tras una lucha a la que no he podido hacer frente, perdiendo
contra los más grandes rivales que me he podido enfrentar; su corazón, mi
corazón.
Canso,
aburro con mis altibajos, con mis sonrisas y mis llantos, con mi positividad y
negatividad.
Y es que
decidí comenzar a valorarme, a repugnar sus besos, a ennegrecer sus palabras, a
retirar mi tristeza.
Actué sin
pensar, y aquí me encuentro, con un gran dolor en el pecho, y un corazón
desgastado.
“Cansada,
cansada de ti”.
@TumundoblogI
Tablones nuestro mundo
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